La casa que nunca muere / Aaron Spelling Producer
Director: John Llewellyn Moxey
Reparto principal: Barbara Stanwyck, Richard Egan, Michael Anderson Jr.
FECHA DE PRIMERA EMISIÓN: 27 de octubre de 1970 (ABC Movie of the Week)
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Sinopsis
Sarah Dunning y Ruth Bennet se trasladan a la casa de su recién fallecida tía. Allí empiezan a acaecer fenómenos extraños, algunos que afectan directa y perniciosamente a la joven Sarah, y Ruth va tomando conciencia de que se trata de una casa poseída por los fantasmas de sus dos propietarios originales. Entre sus indagaciones, dan con un documento oculto en un compartimiento secreto que podría arrojar luz sobre las razones por las que estos fenómenos extraños están acaeciendo.
Algunos comentarios extraidos de:
(tresnochesbarastanwyck.blogspot.com.es)
Por: (Sergi Grau)
La imagen de Barbara Stanwyck en el último y televisivo tramo de su carrera queda inevitablemente asociada, hoy, con el papel que la actriz desempeñó en series/seriales como El pájaro espino (1983), Dinastía (1981-1989) o Los Colby (1985-1987), pero también en el medio catódico Stanwyck tuvo un largo recorrido, que de hecho empezó a mediados de los años cincuenta, en alternancia con su carrera cinematográfica, y donde no titubeó en transferir el peso específico de su imagen en The Barbara Stanwyck Show (Arthur Hiller y Don Taylor, 1960), donde actuaba como anfitriona y/o protagonizaba los relatos cortos y desenfadados (un total de 36, de media hora de duración) de los que se nutrió la serie, labor por la que obtuvo un Emmy en 1961.
Sin embargo, el filme que ocupa a estas líneas, La casa que nunca muere (1970), es de bien diferente ralea genérica, del mismo modo que la vida de la actriz había cambiado radicalmente en el lapso de una década que separa la realización de una y otras obras. En la perspectiva particular de la trayectoria de Stanwyck, La casa que nunca muere reclama su valor por tratarse del filme que la liberó del territorio específico del culebrón, donde la actriz llevaba un lustro, por así decirlo, recluida (Valle de pasiones -quizá más recordado por su título original, The Big Valley-, 1965-1969), sin otras aparentes expectativas.
Fue de la mano del célebre productor Aaron Spelling, quien le ofreció protagonizar dos filmes del repertorio de “La Película de la Semana”, que, entre otros, Spelling producía para la cadena ABC. La primera de ellas fue esta The House That Wouldn’t Die y la segunda, rodada un año después, A Taste of Evil (1971), en ambos casos bajo la dirección de John Lewellyn Moxey. Más tarde, en 1973, Stanwyck rodaría su cuarto (contando el primero de todos, Calhoun: County Agent, firmado en 1964 por Stuart Rosenberg) y último largometraje televisivo, The Letters, a diferencia de los dos anteriores —filmes de terror—, un drama convencional que fue co-dirigido por Paul Krasny y Gene Nelson.
Es curioso apreciar que el autor del guión/adaptación fue Henry Farrell, aquí a años luz de su reseñable trabajo en libretos como los de ¿Qué fue de Baby Jane? (1962) y Canción de cuna para un cadáver (1964), ambas de Robert Aldrich; digo curioso porque la conexión nos invita a pensar en Bette Davis y Joan Crawford, otras grandes damas del Hollywood de antaño que, en los últimos compases de sus carreras, se ofrecieron a protagonizar filmes de horror (algo que ha sido visto como un signo de decadencia de esas actrices y yo más bien interpretaría como una metáfora de la decadencia del sistema clásico de los estudios). Sea como fuere, un análisis un poco esmerado del filme sin duda que cargaría las tintas contra el domesticado argumento de la trama que firma Farrell según la novela de Michael.
Sin embargo, cada cosa debe ser puesta en su contexto, y los condicionantes industriales tienen, en un producto de estas características, un peso mucho menos relativo del que (y no siempre) cabe esperar de sus parientes cinematográficos. Vista hoy, La casa que nunca muere ha envejecido mucho y mal, y sus obvios trampantojos a costa de las convenciones genéricas resultan harto previsibles. Queda contemplar la figura y actuación de la actriz, y apreciar ciertos y malévolos ecos del pasado en el sufrido papel que asume, el de una señora jubilada que, por obra y desgracia de los fenómenos ectoplásmicos, verá en serios apuros su integridad física —su sobrina, poseída, intenta estrangularla— y moral —su partenaire, también poseído (¡!), se revuelve de malas maneras contra ella para besarla—. Por suerte y decreto televisivo (éste es un filme para-toda-la-familia), todo se resolverá convenientemente en el cierre. Faltaría más.
Datos Técnicos
Compresión del video: En 1 archivo rar
Tamaño archivo comprimido: 413,32 MB
Idioma: Castellano
Contraseña: descargacineclasico
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Claudia
Maravilloso aporte. Estas joyas de tele son difíciles de encontrar. Son los mejores!! Muchísimas Gracias!!!