One Girl’s Confession | La confesión de una chica
Guion, Producida y Dirigida por Hugo Haas
Columbia Pictures (1953) | 
Reparto: Cleo Moore, Hugo Haas, Glenn Langan, Ellen Stansbury, Burt Mustin…
Premios:
Quien ha seguido mis pasos todos estos años llenos de juicios y valoraciones sobre el Séptimo Arte, sabrá que todo lo que gira en torno al polifacético cineasta Hugo Haas me enamora de la cabeza a los pies. Digamos que Haas tiene un gran poder cinematográfico sobre mí, y es que sus películas tienen la virtud de despertar y activar mis feromonas femeninas cinéfilas.
Os podéis imaginar el cimbreo que resonaba en mis ovarios (perdón por la expresión) cuando dí hace unos días con algo inédito de Haas de su maravillosa filmografía. Y si además coinciden una de sus dos musas por excelencia como Beverly Michaels y Cleo Moore.
Y es que hasta hoy casi todas mis aproximaciones al cine de Haas publicadas por mi en dcc (Extraña Fascinación, 1952, La Otra Mujer, 1954 y Lizzie, 1957), me han provocado en mayor o menor grado las típicas contracciones musculares en mi zona pélvica. Y eso solo nosotras sabemos que es el paso previo al clímax, entiéndase por clímax cinéfilo por supuesto.
Del gran Hugo Haas (un genio infravalorado entre otras cosas por ser de origen judío), me enamoré porque sabía desempeñar funciones y actividades muy diversas dentro del mundo del cine. Hass era versatilidad y polivalencia al servicio del cine (“un todo en uno”). Igual servía para un roto que para un descosido (director, actor, productor y etiquetador), casi nada.
Para muestra hoy os traemos One Girl’s Confession (La confesión de una chica), lanzada por los estudios Columbia Pictures en 1953, y por supuesto dirigida, escrita y producida por Haas. Y si él hubiera podido interpretar el papel de Cleo Moore, también lo habría hecho, la pega es que Moore era una rubia escultural de rasgos duros que te tiraba para atrás, aunque creo que fue un acierto no intentarlo. 🤣🤣🤣
Escultural me refiero en el sentido de Anita Ekberg (Dios que mujer), cuerpos como este ya no son bien vistos en el Hollywood de hoy, (la ceremonia de los Oscar que vi el domingo de madrugada me lo confirmó). En este periodo apostaban por ese estereotipo de mujer y funcionó muy bien, One Girl’s Confession se estrenó mucho antes de que la desnudez fuera aceptada en el cine como algo normal. Pero sí vemos un montón de blusas abiertas con una fina lencería de volantes, algo sensual pero sin llegar a ser nada libidinoso.
Aunque One Girl ‘s Confession no es tan apetecible como las tres películas mencionadas anteriormente de Haas (otras como Pickup y Bait que también compartiré más adelante son mucho más sórdidas, (y lo sórdido si os soy sincera a mi me pone). One Girl’s Confession funciona como un increíble escaparate para Cleo Moore, una oportunidad que le brindó Hass y que ella supo aprovechar con ambas manos.
Moore era actriz cuya imagen y reputación están ligadas casi exclusivamente a su aspecto (y a sus ceñidos jerséis), pero pocos directores como Hass se molestaron en tener en cuenta su talento delante de la cámara. Es cierto que no era la gran Gloria Grahame musa del noir clásico, sin embargo, con la oportunidad adecuada, era capaz de obtener muy buenos registros, como el de Mary Adams en este noir.
Una belleza fascinante la de Cleo Moore (1954)
Mary, que aparece durmiendo en la playa, es un hermoso espejismo que, minutos más tarde, recibe llamadas, gritos y manoseos cuando se presenta en el trabajo. Antes incluso de que nos sentemos, Haas nos está revelando la horrible vida de Mary y, sin decir una palabra, nos ha dejado claro por qué está desesperada por escapar de ella.
En un instante, el público se pone fácilmente de parte de Mary y pertenece por completo a Moore, la amas con todas tus fuerzas Y es que si hoy aún hay mujeres que padecen una vida de mierda en su trabajo, me puedo imaginar que clase de vida padecían muchas mujeres en la década de los cincuenta.
Mary Adams es una camarera que le roba 25.000 dólares a Gregory (Leonid Snegoff), dueño del bar y su benefactor de toda la vida, y va a la cárcel por ello, sin decirle a nadie dónde escondió el dinero. Aunque suene mal, no lo es, ya que el dinero formaba parte de los chanchullos entre su padre y Gregory. El estafador que engañó al padre de Mary muchos años atrás, esta es, por fin, su oportunidad de vengarse.
En la cárcel, la calidez de Mary sale a relucir, y Moore no deja lugar a dudas de que su preocupación por los demás es sincera. La actriz logra la notable hazaña de hacer que Mary sea convincentemente cínica y punzante, al tiempo que muestra su genuina dulzura y su creencia en la posibilidad de una vida en la que sea verdaderamente libre. Mary es una chica que sabe que el mundo es desagradable para las mujeres, sobre todo para las que se parecen a ella, pero también tiene grandes esperanzas y trata de navegar entre sus dos realidades.
Cuando sale, Mary se pone a trabajar para Dragomie Damitrof (el propio Haas, que está terriblemente bien) como camarera, pero sólo después de rechazar firmemente sus insinuaciones y de ganárselo en el proceso. Haas y Moore están sencillamente maravillosos juntos: tienen una química tremenda y amistosa (es fácil ver por qué ella protagonizaba con tanta regularidad sus películas). Haas de alguna manera hace que el repentino afecto paternal de Demitrof hacia Mary parezca honesto, mientras que Moore permite que la sospecha de Mary hacia Dragomie Damitrof se transforme lenta y persuasivamente en confianza.
Gran parte del acto final de One Girl’s Confession es simplemente Moore reaccionando a medida que las cosas se tuercen. La cámara pasa una enorme cantidad de tiempo en su rostro, simplemente viéndola observar las cosas. Aquí Moore me fascino porque soporta el peso de esa mirada con aplomo, poniéndose cómodamente la película sobre sus hombros y llevándola hasta sus últimas escenas finales.
La primera mitad de este soleado semi-noir me fascinó, pero con el paso del tiempo sobre todo los últimos diez minutos me dejaron algo fria. La Mary de Cleo Moore es un personaje tan bueno, descarado, amargado y sabío que se merecía un final más inteligente, quizá estafando a Damitrof como hizo con Gregory (el hombre que arruinó la vida de su padre).
Digamos que en los últimos diez minutos de One Girl ‘s Confession, mis contracciones musculares en la zona pélvica acabaron en punto muerto, pese a todo me gustaría resaltar la dirección de Haas y las actuaciones de el propio Hass y de Cleo Moore. Hay grandes momentos inteligentes a pesar de ser una película de serie B hecha con premura y con un presupuesto limitado. Pese a todo con Hass detrás, casi todo suena bien en One Girl’s Confession y eso ennoblece más si cabe la alargada sombra del cineasta Checo.
One comment from Crisi